jueves, 13 de julio de 2023

Soledad. Miedo. Ansiedad

Nunca pensé que tardaría en escribir cuanto más falta me hacía. Quizás se deba a sucesos de estos días o de hoy mismo. Si me apuráis mucho. Siempre tiendo a hablaros en plural. No sé muy bien a quiénes me dirijo. Igual es a más de una persona (por lo que el plural valdría), a Irene (la pobre suele tener la desgracia de leerme) y a mi mismo... O bien directamente a mi mismo. Pero como estoy loco IGUAL HABLO CON MÁS DE UN YO!! Os acordáis de eso, ¿no? Los diferentes yoes... Qué tiempos aquellos...

Luego mi psicóloga me explicó el por qué mi cabeza decidió escribir esas entradas y cobró sentido. Luego, me explicó otra cosa (LA cosa) y mi vida cobró más sentido. Pero eso lo dejaré para otra entrada. Igual me animo y también la escribo ahora. Justo cuando publique esta. Que ahora me he fijado en que se pueden programar las publicaciones. Primera noticia. A lo que iba, que divago.

Estoy yendo a otra psicóloga. A ver, técnicamente sí. Aunque pertenece al gabinete de la anterior. Orientate con María, os la recomiendo muchísimo. Y me presentó a Clemen, mi nueva psicóloga. Pues el otro día, en sesión, después de desahogarme, llegué a la conclusión de que me sentía solo. Pero no en ése momento, sino toda mi vida. 

Hice balance de la misma y me si cuenta de ello. Siempre he sentido que en clase estaba ahí. Simplemente existiendo. Pero que realmente no le importaba a nadie. Si faltaba, nadie se daría cuenta. A nadie le importaba. Cuando repetí, mis compañeros pasaron de mi. Me los cruzo ahora y creo que casi ni me saludan. Con mi grupo de amigos de donde vivo, lo mismo. Siempre he sentido que no encajaba. Igual era por la diferencia de edad, de gustos... Igual todos estos años me esforcé por encajar. Y me ha hecho más daño que beneficio. 

Incluso ahora, me siento así. Y diré lo mismo que le dije a Clemen: sé que soy importante para mi hijo. Sé que soy importante para Irene. Sé que soy importante para mi madre y mi hermana. Pero, esto mi cabeza me dice que es lo lógico. Que para mi hijo sea importante, es lo lógico. Soy su padre. Que para Irene sea importante, es lo lógico. Soy su compañero de vida. Que para mi madre y hermana sea importante, también es lógico. Soy su hijo y hermano. Mi cabeza me dice que otra cosa no sería lógica. Entonces, ¿qué? 

En el trabajo no me siento valorado. Abusan de mi. Me exigen demasiado y luego nunca agradecen nada. Siento la mirada de todo el mundo. Que estoy a prueba todo el tiempo. Nadie me dice "Dani, lo estás haciendo bien". Nadie. Y no sabéis la falta que hace escuchar esas palabras. No me siento valorado. Lo repetiré las veces que haga falta. Pero, esa es la cosa. No puedo darme a valer si no me siento así.

Estoy mal. Soy consciente que estoy mal. Toda esta situación me ha llevado a tener una fuerte ansiedad. A no dormir por las noches. A no querer que lleguen los lunes. A no querer salir de casa y quedarme en mi cuarto viendo la tv o jugando a la ps5 únicamente para tener la mente ocupada. Porque, en ella, sólo hay ruido. Como si mil voces hablaran a la vez. 

Sé que me recomprondré en algún momento. Lo sé. Pero, a veces, se me acaba el positivismo. Nunca me he sentido así y eso me agobia. Me da miedo. Porque no sé cómo ayudarme. No sé cuando saldré de este pozo. Que sí, que saldré. Pero necesito saber cuando. 

No quiero no poder más. No quiero ir con una máscara a mi trabajo. A las quedadas con mis amigos. No quiero rendirme. 

No quiero. Ni puedo. 

Hasta más ver. 

lunes, 2 de enero de 2023

Año nuevo, misma actitud. ¿No?

El otro día en la radio, me preguntaron acerca de mis propósitos para éste nuevo año. Mi respuesta fue que no tenía ninguno. Que, de hecho, el propósito que tenía era no tener propósitos. Y creo que mentí. Porque, sin quererlo, estoy haciendo uno: pasar de aquellas personas que pasan de mi. Suelo ir siempre detrás de las personas. Ya sea para no perder contacto, para no perder la amistad, para darles un toque de atención en plan "¡Ey, no te vayas de mi vida!".

Pero creo que ya me he cansado. Siempre tiro yo del carro. Siempre me acuerdo yo de felicitarles el año, de desearles felices fiestas, de mandarles un video en Instagram que me haya recordado a esas personas o bien que pienso que les puede gustar... Pues ya no. Al carajo. Estoy harto. Debo tener el pensamiento de que, si no me hablan, si no se acuerdan de mí, yo tampoco debo hacerlo en la otra dirección. No puedo obligar a esas personas a seguir en mi vida. Si no me quieren en la suya, pues que les den por culo y un abrazo.

La vida te junta con personas que solo están de paso. Aparecen en momentos concretos de tu vida y se van cuando ya han cumplido. Amistades con fecha de caducidad oculta. Sí, se le puede decir así. Seguramente incumpla mi nuevo propósito más de una vez. Pero, al menos, prometo mantenerlo todo lo que pueda. Aunque a veces ceda. 

En fin, que feliz 2023 y esas mierdas.

Hasta más ver.