El Hospital


- Buenos días, señora Bishop. ¿Cómo se encuentra usted hoy? ¿Ha comido algo?
El doctor Smith hablaba amablemente a Angélica Bishop, una anciana abandonada por su familia y muy deteriorada debido a su enfermedad. Extremadamente delgada, su cuerpo parecía tan frágil como el cristal. En la cabeza solo le quedaban algunos mechones de pelo sueltos, y sus arrugas estaban tan marcadas que casi no se distinguían las facciones de su cara. No quería comer nada, solo le alimentaba el suero al que estaba conectada.

- Vaya... Veo que sigue sin querer comer. Debería intentarlo al menos, es posible que así mejore algo, ¿no le parece?
La señora Bishop no le prestaba atención, estaba con la mirada perdida, sin saber a dónde dirigir sus ojos, grises como el cielo en un día de tormenta.
El doctor Smith se acercó a la ventana, pensando que era allí donde miraba la señora Bishop. Y en un intento de captar su atención, echó la persiana tapando cualquier vista que hubiera. Pero no surtió efecto.

Lo que pasó a continuación ocurrió muy deprisa. El doctor Smith se encontraba de espaldas a la señora Bishop, decepcionado de que no hubiese funcionado su estratagema. La señora Bishop se incorporó en un abrir y cerrar de ojos, se arrancó la vía de suero a la que estaba conectada y le propinó un puñetazo con una fuerza atroz en la cabeza al doctor, lo que hizo que ésta quedara medio arrancada de su cuerpo y colgando por dos tendones. Antes de que el cuerpo del doctor cayera al suelo, Angélica le arrancó la columna vertebral, que sobresalía del cuello.

Salió al pasillo del hospital, cubierta al completo de sangre. Seguía con la mirada perdida. Un celador la vio e intentó pararle los pies para ver si se encontraba bien, pero Angélica tenía otro pensamiento diferente sobre qué hacer. Agarró por el cuello al celador y lo lanzó contra el techo. Una vez en el suelo, le arrancó el corazón del pecho con un simple gesto,demostrando así su fuerza sobrenatural.

Seguía vagando por el pasillo, siguiendo una ruta que conducía a la zona de hospitalización infantil que se encontraba en la planta 3. El avance de Angélica era simple, cada persona que se encontraba quedaba despedazada. Lo único que dejaba a su paso eran miembros amputados a la fuerza, vísceras colgando de las lámparas, sangre y cuerpos mutilados. 

Patrick se encontraba con su mujer y con su hija Katie, de 6 años, en la zona infantil. Su hija se encontraba ingresada por problemas de estómago, lo que tenía bastante preocupados a sus padres. Su casa se encontraba muy cerca del hospital, pero habían ido en coche por no mover mucho a la pequeña. El padre, al escuchar los gritos de la gente, se asomó a ver que era lo que estaba ocurriendo. Lo que vio lo dejó boquiabierto y a la vez horrorizado. La señora Bishop se dirigía hacía ellos a paso rápido, dejando atrás un rastro de cadáveres.

Patrick advirtió a Donna, su mujer, de lo que acababa de ver y le dijo que tenían que salir de allí cuanto antes, ella no sabía qué hacer, porque la niña estaba grave y no sabía si arriesgarse a moverla, pero Patrick decidió por los dos, cogió a su hija en brazos y salieron los tres corriendo hacia el pasillo.

Vieron como la señora Bishop destripaba a la señora de la limpieza y luego les dirigía a ellos una mirada cargada de odio. Al darse cuenta de quienes eran, lanzó a la pobre mujer por los aires y comenzó a avanzar hacia la familia. Patrick tiró de su mujer y se dirigieron escaleras abajo para poder salir de allí.

Angélica les pisaba los talones. Avanzaba caminando, pero por su velocidad parecía que estaba corriendo. Por fin llegaron a recepción y fueron rápidamente en dirección a la puerta. El guardia de seguridad, además de los enfermeros que había abajo, intentaron parar a la señora Bishop, pero corrieron la misma suerte que el resto de sus compañeros.

Mientras Angélica despedazaba a sus víctimas, la familia aprovechó para correr hacia el coche que estaba a 10 metros de la puerta. Patrick introdujo a Katie en el asiento de atrás con su mujer y se puso al volante. Intentó arrancar el motor, pero la señora Bishop saltó sobre el capó, haciendo saltar los cristales de las ventanillas y dejando el coche en muy mal estado.

Mientras Angélica intentaba alcanzar a la niña con la mano, Donna la protegía con sus brazos y Patrick le golpeaba en la cara con ambos puños. Cuando consiguieron quitársela de encima salieron fuera del coche y corrieron en dirección a su hogar, que se encontraba a unos 50 metros. La anciana les seguía muy de cerca, así que la familia se dio toda la prisa que pudo en llegar a su casa.

Cuando llegaron, Patrick abrió la puerta de un puntapié y entraron tan rápido como les fue posible cerrando la puerta tras de sí. Patrick subió a su hija al ático para dejarla a salvo y bajó a reunirse con su mujer. Se asomaron a la ventana del salón para ver si veían a la anciana, pero no había rastro de ella. Pasó cerca de media hora de espera sin verla aparecer, no había nadie en la calle. Donna intentó tranquilizarse y fue a la cocina para preparar café en un intento de entretenerse y calmar los nervios. Cuando llegó a la cocina, Angélica la sorprendió por la espalda, mordiéndole la garganta y arrancándosela de cuajo. La señora Bishop había conseguido entrar por la puerta trasera de la casa sin ser notada. 

Patrick corrió a la cocina al oír el escándalo que había formado el ataque. Cuando vio a su mujer en el suelo desangrándose y a la señora Bishop a los pies de Donna, salió corriendo escaleras arriba para proteger a su hija. Estaba siendo perseguido por Angélica cuando por fin llegó al ático. Katie se encontraba escondida en un armario, Patrick lo abrió para coger a la pequeña y esconderse con ella bajo la cama. Angélica entró en la habitación arrastrando los pies, arrancó las puertas del armario en busca de los dos únicos supervivientes de la casa, al ver que no estaban, siguió buscando hasta que se agachó para mirar debajo de la cama y tiró del tobillo de Katie con fuerza. Patrick salió de la cama velozmente y... se despertó.

Se encontraba en una camilla de hospital. Tenía la vía de suero en la muñeca, ya que era difícil encontrar la vena de su brazo. Estaba confuso, no sabía que había pasado y le dolía muchísimo la cabeza.
Miró a su alrededor y vio a los pies de la cama a su hija y a su mujer felices porque había despertado.

- ¡Patrick, cariño! ¡Por fin! Pensé que no despertarías nunca.
Donna irradiaba felicidad.

Patrick seguía confuso.
- ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Qué hago en un hospital?

- Llevas en coma dos semanas. Tuviste un accidente con el coche cuando ibas hacia la fábrica. ¿No te acuerdas? Supongo que será por la conmoción que has sufrido. Pero ya estás bien, y todo se lo debemos a la enfermera Bishop.

Al oír ese apellido, Patrick se volvió hacia la derecha y vio a la anciana vestida de enfermera, sonriente. El marido se sobresaltó y empezó a pegar gritos de terror advirtiéndole a su mujer que se alejara de ella.

- Déjenle descansar, ha tenido que ser duro para él. Marchémonos fuera para que pueda dormir un poco.
Dijo la enfermera Bishop.

Donna y Katie salieron de la habitación y la enfermera Bishop salió tras ellas, no sin antes dirigirle una aterradora sonrisa y mirada a Patrick mientras cerraba la puerta.

Espero que os haya gustado. Hasta más ver ;)

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