Tengo que ser más tonto de lo que pensaba. Segurisimo, porque si no no entiendo por qué hago ciertas cosas.
Sé, que leer entradas en el blog, me hace daño. Sé, que buscar si ha cambiado de foto, me hace daño. Sé, que ver si ha cambiado de estado, me hace daño. Todo eso lo sé. Y aun así, lo hago. ¿Me entendéis el por qué digo que soy gilipollas? Porque ya es eso. Tonto no, gilipollas.
En lugar de evitarme el daño, me lanzo de cabeza. No lo hace queriendo, pero aun así no quita que duela. Debe saberlo, que si veo eso, me dolerá. Pero es libre de hacerlo, es dueña de si misma. Si hasta yo puedo hacerlo. Tampoco iría con maldad, pero seguramente le haría daño. Aunque ya he aprendido que eso no es responsabilidad mía. Al igual que no es suya el que a mi me duelan las cosas.
¿Que me gustaría que tuviera estos detalles en cuenta? Sí, claro. Pero cada uno es libre de escribir lo que sea y donde sea. O poner la foto que sea, donde sea. Aunque duela...
No es fácil esto, de verdad que no. Encima su actitud a veces también duele. Y esto último no lo entiendo. Pero bueno, hace tiempo que dejé de entender ciertas cosas. No he tenido un buen despertar. Al igual que el otro día. Duele meterse en WhatsApp y ver ciertas cosas. Pero recordemos, es responsabilidad mía que me duela. Y no está hecho a mala idea. Al menos eso espero.
En otro orden de cosas, hoy me he acordado de ti. Y joder, cómo jode. Esas risas, esos grandes momentos juntos. Esas fotos. Y ahora ya no estás. Volviste de nuevo a mi vida. Y fui feliz, pero te marchaste de nuevo. Me jode enormemente echarte de menos, el acordarme de ti. Porque no te lo mereces, visto y lo visto. Supongo que siempre ocuparás un lugar en mis pensamientos, aunque no quiera.
Basta ya por hoy. Y eso que acaba de empezar mi día. Esperemos que en estos días que vienen, cambien las cosas. Porque sé que seré feliz. Lo sé, y no pienso renunciar a ello.
Hasta más ver.