jueves, 8 de diciembre de 2016

Tu reino por mis pensamientos

Llevo demasiados días (quizás semanas) pensando en ti. Mirando tu foto, o tu estado de WhatsApp. Ver si hay cambios o no. Incluso tu instagram, aunque no pueda verlo. Lo único que no miro es tu blog porque sé que lea lo que lea, me hará daño. Y ésto no es tu culpa directamente, ¿eh? Es mía por tomarme las cosas de otra manera. Esperar que algún día escribieras algo por mi, y cuando lo hacías eran cosas malas o cosas que me dañaban.

En cuanto has llegado a mi segunda o tercera frase has tenido que saber que me refiero a ti. O incluso nada más entrar. Hace tiempo que no escribo porque sólo sería hablando de ti. Y no quería. Cualquier sentimiento referente a tu persona, lo reprimía. Aunque a veces no pueda evitar tuitear algo de ti o para ti. Quizás esperando que lo leyeras o reaccionaras. Un pensamiento muy infantil, lo reconozco. Pero ya me conoces, soy así.

Muchas veces me he grabado en audio hablando de estos temas. De ti o de cómo me siento. Incluso he llegado a grabarme con la cámara, aquella que me regalaste. Todo esto para analizarlo en el futuro. O simplemente para reflexionar acerca de cómo estaba en ése momento. Ninguno de esos archivos verá jamás la luz.

Probablemente me arrepienta de escribir esta entrada. Probablemente quiera borrarla. Y probablemente ni la leas, ya que dijiste a principios de noviembre que ibas a dejar de buscarme en redes sociales (incluido esto, supongo). Me prometí a mi mismo hacer lo mismo, pero sólo lo he conseguido con tu blog. Y ya bueno... Supongo que no he podido reprimirme más y he decidido desahogarme aquí.

No confío en que me leas. Ni los de tu entorno. Simplemente escribo esto para eso, desahogarme. Y también para decirte que te echo de menos más de lo que me gustaría. Que muchas veces desearía tenerte a mi lado, contarte mis comeduras de cabeza. Pedirte ayuda cuando me viera demasiado agobiado. Dormirme abrazado a ti. Provocarte esa sonrisa que siempre me ha encantado. Todo eso, pese a todo.

Es para tortearme la cara, lo sé. Pero reprimirse nunca es bueno. Acaba uno explotando.
Querría sacarte de mi cabeza, pero me siento incapaz.

Las cosas son más distintas de lo que vemos o leemos. Y las frases que escribimos en cualquier sitio, se malinterpretan. Bueno, y lo que no son palabras, también. Esto último seguramente sólo lo habré entendido yo. O quizás tú también.

Creo que ésta es la entrada más larga que he escrito. Supongo que pasará un tiempo hasta que vuelva a escribir. Según en las circunstancias en las que me encuentre.

Hasta más ver.