sábado, 17 de julio de 2021

Charla diurna

+ ¿Se puede saber qué ha pasado?

- Lo de siempre. Que la cago.

+ Sí, lo he visto. ¿Qué coño te pasa últimamente? Lo has hecho genial durante unos meses. Y, ahora, la lías. No te entiendo.

- Gracias, ¿eh? Justo lo que necesitaba, que me machacasen más.

+ No estoy aquí para decirte lo que quieres escuchar. Estoy aquí para decirte lo que NECESITAS escuchar. Y, a veces, no nos gustan las cosas que necesitamos escuchar. ¿Qué quieres hacer ahora?

- Irme. Salir de aquí. Está visto y conprobado que hago daño. Que no la entiendo, al menos como ella necesita. Y a él, tampoco. Ellos dos si se entienden bien. Al menos uno de los dos puede librarse de mí.

+ ¿Querrías eso?

- Evidentemente no, pero igual es algo que necesitan.

+ Te necesitan a ti. Te guste o no. Pero es la verdad. La diferencia, es que tienes que arreglarte primero. No puedes ir asumiendo cosas mientras no te arregles tú.

- Yo estoy bien. Tengo que estarlo. Quiero estarlo.

+ Mírate. Sé sincero. No estás bien. Te has sentido abrumado. Se te han juntado varios agobios y no han salido las cosas como esperabas. Y no estás sabiendo gestionar ninguno de ellos. Así que, o te cuidas o los pierdes. Esas son tus opciones.

- ¿Y si ya los he perdido? Es ese sentimiento de que ya es tarde. De que voy tarde, como siempre. El sentimiento de que ya no puedo hacer nada. Solo ser testigo de la caída.

+ Entonces te vas a quedar ahí sentado sin intentar nada, ¿no?

- No es eso...

+ Pues es lo que parece.

- Mira, ahora mismo tengo dos opciones. O espero pacientemente sentado a que se calmen las cosas... O subo a intentar arreglarlas. Pero precisamente esto último es lo que no sé.

+ ¿Por?

- Porque si subo, intento arreglar las cosas y resulta que no es el momento... El resultado sería peor. Y la sensación que siento es precisamente esa. ¿Puede salir bien? Por supuesto. Pero no hay garantías. Y aquí eso de "el no ya lo tienes" no sirve.

+ Entonces tu solución es quedarte ahí sentado y que se arreglen las cosas por sí solas, ¿no? Esto lo haces mucho. No hacer las cosas por miedo a que no salgan bien. Y, al final, es peor. Mucho peor. Sí, lo has oído. Igual ahí si vas tarde. Y deberías subir ya. Deberías intentarlo. Que te puedes llevar un portazo, sí. Pero es mejor intentarlo que quedarse de brazos cruzados. Tú verás.

- Odio cuando llevas razón.

+ Lo sé. Es una de mis maravillas facultades. Venga, deja el móvil ya y sube. Si algo sale mal, me echas la culpa.

- Tenlo por seguro. 

jueves, 15 de julio de 2021

Charla nocturna

- No hace falta que te cuente por qué estamos aquí, ¿no?

+ La verdad es que no. ¿Te ha superado la situación?

- No es eso. Simplemente estoy cansado de no poder solucionar todo. De no poder casquear los dedos y que todo se solucione. No estoy bien. Eso lo sé. Y quiero ayudar, pero siento que únicamente la cago. Eso es. Solo la cago.

+ Sabes que eso no es cierto. Es lícito que te sientas así, de verdad. Pero no es así. Haces muchas cosas buenas por los demás. Te preocupas por los demás. Sabes que es

- Perdón por interrumpirte, pero no. No puedo dejarte que digas esas cosas porque no es cierto. Una parte de mi me dice que hago las cosas bien. Que serás tú, imagino. Pero hay otra que me dice que podría hacer las cosas mejor. Y esa parte tiene razón. La lleva. 

+ Vale. Y si la lleva, ¿por qué no le haces caso? O al menos averiguas qué puedes hacer con esas cosas que dices que no haces bien o que podrías hacer mejor. 

- Pero si ni siquiera soy capaz de realizar una simple llamada... 

+ Sabes que no la consideras una simple llamada. Si fuera simple, ya la habrías hecho, ¿no? Tienes que hacerle caso y provocarte la encerrona. Es una putada, lo sé. Pero quizás es lo que deberías hacer. Mañana a la vuelta del médico es un buen momento. Aunque no quieras, deberías. Y con lo demás igual. 

- Hoy debería haber podido salir. Lo sabes. 

+ Sí, hoy era un momento necesario. Pero también se ha torcido un poco la situación y no has podido salir. Lo que te ha provocado ansiedad, impotencia y hasta ganas de llorar. Hasta yo estoy aquí y hacía... ¿Dos años quizás? ¿Tres? Lo que sean. Hacía mucho que no estaba por aquí. Y me has necesitado. Aunque te ha podido la pereza y no me has llamado. Pero aquí estamos. Manteniendo esta charla. Deberíamos hablar más a menudo. O dejame audios o incluso videos. Y así al menos te vacías por dentro. 

- Ya... No es mala opción desde luego. Debe odiarme o pensar que no es buena la situación. Lo peor de todo es que piensa en mí cuando debería cambiar su foco de atención. 

+ Tú eso no lo puedes controlar. Así que no pienses en eso. No te tortures. Además, mira. Ha llegado una solución, ¿no? 

- Sí, de su parte. Debería ser al revés. 

+ Que sí, pero es una solución. Es lo importante. Así que corre. No pierdas más el tiempo. 

- Me ha gustado volver a nuestras charlas. 

+ Aquí estaré siempre que me necesites. 

domingo, 11 de abril de 2021

Un día más

Nuevo año. Nueva entrada. Qué mejor que empezarla con el título de un cómic de Spider-Man, ¿no?

Hace mucho que no escribo. No porque no me hiciera falta, sino por pereza. Me pasa demasiado. Dejar de hacer cosas que me gustan o que me vienen bien por pura pereza. Ése sería mi pecado, visto así. Andar, quedar con amigos, escribir historias que tengo pendientes... Esto último me da mucha rabia porque tengo ya las historias cerradas, guardadas en audio. Hice combo con una amiga mía y salió dos historias muy buenas. Pero, una vez más, la pereza entra en juego.

Podría pararme ahora a escribir. Pero necesito tiempo, inspiración, ganas... Y últimamente me falta todo eso. Para colmo, ahora de repente tengo la tensión alta. Posible hipertensión. Y no mola. La verdad es que tenía todas las papeletas de sufrirla porque mi padre era hipertenso. Además, he abusado de bebidas energéticas y no me he cuidado una mierda. Para qué mentir.

Ahora lo estoy intentando. No bebo nada que tenga cafeína, no abuso de la sal, intento calmarme y no alterarme tanto... Pero esto último es más difícil. Soy de mecha corta y me altero con cualquier cosa. Y siendo padre, la cosa se complica. Obviamente no es culpa de nadie. Soy yo el que tiene que intentar cuidarse sin importar lo que me rodee. Pero no es fácil cuando me despierto con taquicardia sin venir a cuento, por ejemplo. Parece que me tomo todo el asunto a risa pero... Para nada.

Me avisaban de que al final me pasaría factura el abuso de los monsters. Pero me entraba por un oído y me salía por otro. Mi problema es que me gusta mucho el sabor que tiene. Y supongo que por eso también me los bebía como si fuera un refresco normal. ¿Los echo de menos? Claro, igual si no pudiera beber más fanta. Irene dice que esto me pasa por la cafeína y toda la mierda que tiene. Que posiblemente tendrá razón, pero... Es que me gusta como saben xD

Sinceramente no sé cómo avanzará todo esto pero... Quiero creer que voy a poner todo de mi parte para no tener que recurrir a una pastilla para la hipertensión. Haré todo lo que esté en mi mano para ello. Además de escribir. Que siempre me viene bien pero siempre encuentro una excusa para no ponerme a ello.


Hasta más ver.

lunes, 7 de septiembre de 2020

Momento de claridad

Todos pensamos que somos los protagonistas de nuestras vidas. Y, como en las pelis, nunca nos pasará nada. Hasta el día en el que pasa algo que nos descoloca. Que nos hace preguntarnos: "¿Por qué me pasa esto?"

Éste 2020 está siendo un año de mierda para muchísima gente. No es solo la pandemia. Es que realmente están pasando demasiadas cosas. Muertes que jamás pensabamos que fuesen a ocurrir tan pronto y de esa manera. Un puñetero mosquito que transmite una enfermedad hasta ahora incurable... Parece que no nos quiere dejar levantar cabeza este 2020. Todos miramos el 2021 con esperanza de un año mejor. O con miedo, por si viene algo peor.

Se ha llegado a especular con que esto del virus es una manera de controlar a la población. Su cantidad, mejor dicho. Y, sinceramente, pienso que ahí a la gente se le ha ido la olla. Vale que me gusten las conspiraciones, pero esto ya se sale de madre. Incluso vuelven a la teoría de matrix. Que todo esto, nuestra vida, es una simulación. Por lo que el virus es simplemente un aditivo a este "juego" o "videojuego".

No mentiré si yo también he llegado s pensar que todo esto es raro o que hay algo más detrás. Pero claro, las pelis han hecho mucho daño en ése aspecto. Sobretodo la propia Matrix. Después de esa película, la gente empezó con las teorías o conspiranoias como digo yo (conspiración + paranoia).

Volviendo a lo que planteaba al principio, también he pasado por algo que no pensé que me pudiera pasar. Mi padre murió el 8 de octubre de 2018. En ése momento, yo tenía 26 años. Quién coño me iba a decir a mí que iba a pasar por algo así a esa edad. Y sin embargo ocurrió. 

Añadimos otro dato. Hará unas dos semanas, me enteré que una antigua compañera de clase, murió. Una chica con la que compartí clases durante 13 años. Tenía mi edad. Mentiría si digo que me dolió su muerte. Me explico. No sabía nada de ella desde 2008 prácticamente. Repetí curso y le perdí la pista. Tampoco es que hablásemos mucho en clase, pero recuerdo que era una de las pocas personas que me trataban bien en clase. Obviamente la mayoría lo hacía, pero era diferente el tema. Entonces no le cogí especial cariño. Hay gente en esa clase que, pese a no vernos y no saber de nuestras vidas, si guardo un hueco en mí.

Lo que más me chocó fue también su edad. 28 años. Toda una vida por delante y a tomar por culo todo. Es... No paro de pensar en ello. En cómo debió ser. En cómo tiene que estar su familia... Y, obviamente, me entró la paranoia. Si, una vez más. La paranoia del miedo a la muerte. Miedo a morir. A que todo se apague. A que ésta luz decida fundirse. Y ocurre así, sin esperarlo. Ella también se veía como la protagonista de su vida. Y también se debió preguntar: ¿Por qué me pasa esto? Jamás pensó que le pudiera pasar algo así, y ya veis.

No se puede vivir con miedo. Pero pasan cosas que le hacen a uno pensar. Y si todo esto es una puta simulación, que se lean mejor las instrucciones. Que hay muchos fallos. Alguien tan joven no debería morir. Debería conseguir todo lo que soñaba. O al menos luchar por conseguirlo. Con todo esto solo se consigue dejar a una familia destrozada y preguntándose "¿Por qué?". 

Hasta los cojones estoy de todo. Muertes innecesarias. Coronavirus. Virus del Nilo. ¿Tan difícil es vivir en paz? Es que parece que no levantamos cabeza. Está siendo un año demasiado largo. O al menos se nos está haciendo largo y cuesta arriba. 

Es una mierda. Realmente empecé ésta entrada con otras intenciones. Y más después de tantísimo tiempo sin escribir. Pero no se puede controlar lo que se escribe, supongo.

Hasta más ver. 

lunes, 15 de julio de 2019

Amistad

Madre de Dios... Ni recuerdo mi última entrada. En fin, allá vamos.

Hola, ¿qué tal? Hagamos un experimento. Tranquilidad en las masas, no duele. Creo. Bien, comencemos.

Pararos a pensar durante un momento. Si sois como yo, os costará un poco. Ahora que lo pienso, no hace falta pararse para pensar. Se puede pensar mientras se camina, ¿no? Ea, que me pierdo.

El caso, que penséis durante un momento. Contad con los dedos de una mano, las verdaderas amistades que tenéis. Esas que, pase lo que pase, siguen ahí. Venga, que os doy tiempo.

¿Ya? Vale.

¿Os han faltado dedos? Es una gran noticia. ¿Os han sobrado? Uff.. No sé si es malo o bueno. Porque esa es la cosa. Realmente no hace falta tener ochocientos amigos o amigas. Hay una frase de una canción que dice "yo quiero tener un millón de amigos". ¿Seguro? Para qué. Si luego el 90% no vuelven una vez que se van. O somos nosotros mismos los que no deberiamos dejarles volver. Porque, si se fueron, por algo será.

Las cosas no pasan por casualidad. De hecho, mi pensamiento es que la casualidad no existe. La causalidad, en cambio, si.

A lo largo de mi vida, han entrado y salido amistades. Algunas las eché yo. Otras, se fueron. Y lo que me jode es echar de menos esas amistades. Si, si. Todas. Las que eché y las que se fueron. Obviamente si las eché fue por algo. Pero aun así... No puedo evitar que ronden mi cabeza. Otras obviamente no las quiero ni en el pensamiento. ¡Fus fus!

Últimamente estoy echando de menos a una persona en concreto. Y no entiendo el por qué. Sé perfectamente que pasa de mi. Que no ocupo ni un segundo en sus pensamientos. Y ahí viene la cosa. ¿Es más difícil superar una amistad que una relación? Supongo que depende de la amistad y de ésa relación. Pero aun así... Hay similitudes.

Me pongo a pensar en esas amistades que, por una razón u otra, se quedaron atrás. Y, en todas, me pregunto siempre lo mismo: ¿valoré yo más esa amistad que la otra persona? Si no, ¿por qué ocupan aún mis pensamientos? Quizás hablo sin saber. Quizás esas amistades miran mi perfil en alguna red social con ganas de hablarme. O miran mi número con ganas de llamarme. Pero, con todo y con eso, no puedo evitar sentir que no. Que no valoraron esa amistad. Que todo significó más para mi que para los demás.

Le doy demasiada importancia a todo. Así que imaginad a una amistad.

Sinceramente no entiendo esta necesidad de saber que no fui el único que lo di todo. El único que se esforzó en esa amistad.

Ojo, no soy perfecto. También he dejado de lado amistades. También he ignorado a personas. También he descuidado esas amistades. Y si en algún momento esas amistades reclaman explicaciones, se las daré.

Llevo semanas con ésta entrada y no la terminaba. Seguramente no la he terminado como había pensado al empezarla. Pero es lo que hay. Supongo que también depende de mi estado de ánimo.

Hasta más ver.

domingo, 23 de septiembre de 2018

Viejos recuerdos

Es curioso...

A lo largo de nuestra vida, conocemos a muchas personas. Personas que significan mucho para nosotros y otras que, simplemente, nos acompañan durante una parte de nuestra historia. Pero quedan ahí, en el recuerdo. Muchas de esas personas, acaban convirtiendose en nuestras mejores amistades. Mejor amigo o amiga. Yo, por supuesto, he sido de esas personas.

En la época del colegio tuve, hasta los 14 años, a un compañero de clase que fue mi mejor amigo durante todos esos años. Repetí un curso y nos fuimos distanciando. Quitando eso, durante esos años teníamos nuestro grupito de amigos en clase. Con los que me llevaba mejor, básicamente. Nunca destaqué entre los "populares", pero bueno. Eran mis amigos. Compartiamos risas, nuestros problemas... Era perfecto. Pero nada dura eternamente.

Como he dicho antes, repetí curso. En el nuevo curso, conocí a otras personas. Eran más afines a mis gustos e incluso a mi forma de ser. Las bromas eran las mismas. Me gustaban, y yo a ellos. Esto, hizo que me distanciara aún más del otro grupo. Hasta ya casi ni hablar. Una vez acabada la ESO, no volví a ver a ninguno. De ningún grupo. Se intentó reunir al segundo grupo de amigos hará unos años, pero no funcionó. Salimos un par de veces a cenar y tomar algo, incluso fuimos a la playa. Pero ahí quedó la cosa. Nos vemos en redes sociales y poco más.

Los amigos vienen y van. Hay algunas amistades que duran años. Otras, simplemente, se van deteriorando si no se cuidan. Es una pena... Echo la vista a atrás y puedo ver aún esos momentos vividos como si fuera ayer. Amigos del primer grupo, si acaso los veo por la calle. En redes sociales nos seguimos y esas cosas, pero no es una amistad. Al menos no una verdadera. Duele ver cómo algunos de ellos siguen saliendo juntos por ahí. Supongo que es envidia. Ver que realmente nunca terminé de encajar en sus vidas. O que nuestra amistad no significó lo mismo para ellos como lo significó para mi. Es triste, simplemente. Te hace pensar, "¿Cómo hemos llegado a esto?". La respuesta la he dicho antes. Una amistad, si de verdad la quieres conservar, hay que cuidarla. Se debe y se tiene que cuidar. Si no, se irá yendo al traste poco a poco. Hasta que un día, sólo queden las redes sociales y un educado saludo cuando os encontréis por la calle. Triste pero cierto.

Hace nada, por fin hablé con una persona que fue importante para mi pero que eché de mi vida. De hecho, aún lo es. Por un error mío, le hice daño. Muchísimo. Pero hemos podido hablar de ello, por fin. Y ruego a Dios o a quien me escuche o lea, que podamos resolver esto.

Cuidad bien de las amistades que tengáis en estos momentos, si de verdad queréis conservarlas. Pero que sea recíproco. Si no, esa persona no os merece.

Hasta más ver.

martes, 17 de abril de 2018

El peor enemigo

- Ven, te necesito...

+ Vaya... No me esperaba que fueses a volver a hablar conmigo, la verdad.

- Ya... Ni yo que fueses a venir tan fácilmente. A ver... La idea era esa. Me tocaste las narices cuando menos lo necesitaba. Entonces decidí expulsarte de mi vida.

+ Di más bien que te dije las cosas a la cara en lugar de dorarte la pildora. Y eso te jodió. Seamos francos, ¿no?

- Bueno, sí... Eso es cierto. El caso es que... Bueno, no sé qué me pasa últimamente. Y pensé en ti... Mi otro Yo original. No el otro que vino. No quiero... No quiero que vuelvas a irte.

+ La madre que te parió... Vamos a ver, se desvela el secreto. Nunca me fui. Siempre he sido yo.

- No... No lo entiendo.

+ Tú querías que me fuera. Necesitabas a otro tú. Uno diferente a mí. Querías a alguien o algo que te dijera lo que necesitabas escuchar. Porque creías que que era lo que mejor te venía. Entonces simplemente te dejé creer en eso. Te di esa ilusión.

- Pero... Entonces, ¿rabia?

+ Ah, no. Ése sí es de verdad. Es tu parte más jodida. La que explota. La que actúa por impulso. La que te hace escribir en el cuadernito. Yo ahí no tengo nada que ver. Pero deberías hacertelo mirar, ¿eh?

- Ya sabes que lo estoy haciendo. Si no, no habría "cuadernito".

+ Lo sé. Y ahora, no quiero perder más tiempo. Sé lo que te pasa. Pero creo que necesitas soltarlo por ti mismo. Así que, adelante.

- Vale... A ver... Siento que no hago suficiente. Que nunca soy suficiente. Que estoy de pega. En todos los sentidos. Me gustaría que alguna vez se me diera reconocimiento. Sentirme valorado. Es que... Parece que nunca hay manera de que acierte. Siempre tengo un fallo. Y encima me siento mal por cosas que no son responsabilidad mía. Pero aun así, lo hago.

+ Bien, eso está bien. Lo has soltado, pero sé que te has dejado cosas en la manga. Por miedo, ¿no?

- Si... No es tan fácil. Total, si aunque suelte, iba a errar de nuevo. ¿Entiendes por qué digo lo de no acertar nunca?

+ Claro que lo entiendo. Tu cerebro es tu peor enemigo. Y es normal que te sientas así. Pero no siempre se puede acertar. No siempre debes o tienes que hacer exactamente lo que los demás esperan de ti. Porque entonces puede ser que te estén idealizando. Y eso tampoco es bueno. Tú idealizas también. Y ya te han dicho que no debes hacerlo. Pues tampoco deben hacerlo contigo. Tienes cosas que mejorar, y estás trabajando en ello. Pero también te digo una cosa: la paciencia de las personas que te rodean, no es infinita. Entiendo que necesites tu tiempo y tu espacio. Pero, ten cuidado. Es un consejo a tener en cuenta.

- Ya... Si eso, todo eso, ya lo sé. Pero es más fácil la teoría que la práctica.

+ Ya te he dicho que es tiempo lo que necesitas. Pero, simplemente, tampoco te excedas en el tiempo. A ver, qué más. Que sé que hay más.

- La desconfianza es algo que siempre ha estado ahí. Eso se que también es cuestión de tiempo. Pero ahí está. Y me preocupa que sea lo que quede por encima de todo. Cuando no debería ser así.

+ No puedes forzar la confianza. Ni la que recibas, ni la que das. Es algo simplemente que, si, necesita tiempo. Puede sonar repetitivo, pero es lo que hay. Hay que tener fuerza en estos casos, y no rendirse nunca. Las cosas simples, son aburridas. Por eso, las difíciles son las que merecen la pena. El viaje en el que te has embarcado, es difícil. Mucho, por todo lo vivido. Pero sabes que merece la pena. Sabes que eres feliz, y que no lo cambiarías por nada del mundo. Así que, intenta relajarte un poco al menos.

- Debería hacer eso, sí. Creo que necesitaba esto.

+ ¿Esto?

- Sí, hablar contigo. Bueno, tener conocimiento de que estaba hablando contigo. Tú me entiendes.

+ Aah, sí. Claro. No vuelvas a perder la chota y no vuelvas a "echarme". Así nos llevaremos bien. Aunque lo de perder la cabeza... Me da a mi que es tarde.

- Sep, ahí ya vas tarde. No se me puede devolver tampoco. Me dijeron que perdieron el ticket. Así que, te tocará compartir "piso" siempre conmigo, mi otro yo. Debería buscarte un nombre, porque llamarte así es un coñazo, la verdad. Aunque tú tampoco me llamas por el mio, aun siendo obvio. Supongo que será por el anonimato.

+ Tienes toda la razón, Dani. Wuaala... Se me escapó.

- Sí... Muy sutil...

+ Bueno pues... Búscame... Búscate, un hombre que te quieeraaa... Perdón, no he podido evitarlo. Búscame un nombre. Pero uno molón, ya que estamos.

- Si, claro. Encima exigiendo. ¿Eres consciente de que esta es nuestra conversación más larga?

+ Hombre, por supuesto. Y si, soy consciente. Y también lo soy de que el o la que esté leyendo esto, se ha tenido que aburrir tela. Jajajajaja.

- Bueno, siempre lo digo: es mi blog. Al que no le guste, que no entre. Y si entra, que disfrute al menos. Ya es hora de irme. Me ha gustado volver a hablar contigo. Pero contigo de verdad, sin hacerte pasar por otro. Espero que eso no vuelva a ocurrir.

+ A mí también me ha gustado, sinceramente. No volverá a ocurrir, tranquilo. Entonces... Ya hablamos, ¿no?

- Sí, ya hablamos. Hasta más ver.

+ Hasta más ver.