lunes, 15 de julio de 2019

Amistad

Madre de Dios... Ni recuerdo mi última entrada. En fin, allá vamos.

Hola, ¿qué tal? Hagamos un experimento. Tranquilidad en las masas, no duele. Creo. Bien, comencemos.

Pararos a pensar durante un momento. Si sois como yo, os costará un poco. Ahora que lo pienso, no hace falta pararse para pensar. Se puede pensar mientras se camina, ¿no? Ea, que me pierdo.

El caso, que penséis durante un momento. Contad con los dedos de una mano, las verdaderas amistades que tenéis. Esas que, pase lo que pase, siguen ahí. Venga, que os doy tiempo.

¿Ya? Vale.

¿Os han faltado dedos? Es una gran noticia. ¿Os han sobrado? Uff.. No sé si es malo o bueno. Porque esa es la cosa. Realmente no hace falta tener ochocientos amigos o amigas. Hay una frase de una canción que dice "yo quiero tener un millón de amigos". ¿Seguro? Para qué. Si luego el 90% no vuelven una vez que se van. O somos nosotros mismos los que no deberiamos dejarles volver. Porque, si se fueron, por algo será.

Las cosas no pasan por casualidad. De hecho, mi pensamiento es que la casualidad no existe. La causalidad, en cambio, si.

A lo largo de mi vida, han entrado y salido amistades. Algunas las eché yo. Otras, se fueron. Y lo que me jode es echar de menos esas amistades. Si, si. Todas. Las que eché y las que se fueron. Obviamente si las eché fue por algo. Pero aun así... No puedo evitar que ronden mi cabeza. Otras obviamente no las quiero ni en el pensamiento. ¡Fus fus!

Últimamente estoy echando de menos a una persona en concreto. Y no entiendo el por qué. Sé perfectamente que pasa de mi. Que no ocupo ni un segundo en sus pensamientos. Y ahí viene la cosa. ¿Es más difícil superar una amistad que una relación? Supongo que depende de la amistad y de ésa relación. Pero aun así... Hay similitudes.

Me pongo a pensar en esas amistades que, por una razón u otra, se quedaron atrás. Y, en todas, me pregunto siempre lo mismo: ¿valoré yo más esa amistad que la otra persona? Si no, ¿por qué ocupan aún mis pensamientos? Quizás hablo sin saber. Quizás esas amistades miran mi perfil en alguna red social con ganas de hablarme. O miran mi número con ganas de llamarme. Pero, con todo y con eso, no puedo evitar sentir que no. Que no valoraron esa amistad. Que todo significó más para mi que para los demás.

Le doy demasiada importancia a todo. Así que imaginad a una amistad.

Sinceramente no entiendo esta necesidad de saber que no fui el único que lo di todo. El único que se esforzó en esa amistad.

Ojo, no soy perfecto. También he dejado de lado amistades. También he ignorado a personas. También he descuidado esas amistades. Y si en algún momento esas amistades reclaman explicaciones, se las daré.

Llevo semanas con ésta entrada y no la terminaba. Seguramente no la he terminado como había pensado al empezarla. Pero es lo que hay. Supongo que también depende de mi estado de ánimo.

Hasta más ver.

domingo, 23 de septiembre de 2018

Viejos recuerdos

Es curioso...

A lo largo de nuestra vida, conocemos a muchas personas. Personas que significan mucho para nosotros y otras que, simplemente, nos acompañan durante una parte de nuestra historia. Pero quedan ahí, en el recuerdo. Muchas de esas personas, acaban convirtiendose en nuestras mejores amistades. Mejor amigo o amiga. Yo, por supuesto, he sido de esas personas.

En la época del colegio tuve, hasta los 14 años, a un compañero de clase que fue mi mejor amigo durante todos esos años. Repetí un curso y nos fuimos distanciando. Quitando eso, durante esos años teníamos nuestro grupito de amigos en clase. Con los que me llevaba mejor, básicamente. Nunca destaqué entre los "populares", pero bueno. Eran mis amigos. Compartiamos risas, nuestros problemas... Era perfecto. Pero nada dura eternamente.

Como he dicho antes, repetí curso. En el nuevo curso, conocí a otras personas. Eran más afines a mis gustos e incluso a mi forma de ser. Las bromas eran las mismas. Me gustaban, y yo a ellos. Esto, hizo que me distanciara aún más del otro grupo. Hasta ya casi ni hablar. Una vez acabada la ESO, no volví a ver a ninguno. De ningún grupo. Se intentó reunir al segundo grupo de amigos hará unos años, pero no funcionó. Salimos un par de veces a cenar y tomar algo, incluso fuimos a la playa. Pero ahí quedó la cosa. Nos vemos en redes sociales y poco más.

Los amigos vienen y van. Hay algunas amistades que duran años. Otras, simplemente, se van deteriorando si no se cuidan. Es una pena... Echo la vista a atrás y puedo ver aún esos momentos vividos como si fuera ayer. Amigos del primer grupo, si acaso los veo por la calle. En redes sociales nos seguimos y esas cosas, pero no es una amistad. Al menos no una verdadera. Duele ver cómo algunos de ellos siguen saliendo juntos por ahí. Supongo que es envidia. Ver que realmente nunca terminé de encajar en sus vidas. O que nuestra amistad no significó lo mismo para ellos como lo significó para mi. Es triste, simplemente. Te hace pensar, "¿Cómo hemos llegado a esto?". La respuesta la he dicho antes. Una amistad, si de verdad la quieres conservar, hay que cuidarla. Se debe y se tiene que cuidar. Si no, se irá yendo al traste poco a poco. Hasta que un día, sólo queden las redes sociales y un educado saludo cuando os encontréis por la calle. Triste pero cierto.

Hace nada, por fin hablé con una persona que fue importante para mi pero que eché de mi vida. De hecho, aún lo es. Por un error mío, le hice daño. Muchísimo. Pero hemos podido hablar de ello, por fin. Y ruego a Dios o a quien me escuche o lea, que podamos resolver esto.

Cuidad bien de las amistades que tengáis en estos momentos, si de verdad queréis conservarlas. Pero que sea recíproco. Si no, esa persona no os merece.

Hasta más ver.

martes, 17 de abril de 2018

El peor enemigo

- Ven, te necesito...

+ Vaya... No me esperaba que fueses a volver a hablar conmigo, la verdad.

- Ya... Ni yo que fueses a venir tan fácilmente. A ver... La idea era esa. Me tocaste las narices cuando menos lo necesitaba. Entonces decidí expulsarte de mi vida.

+ Di más bien que te dije las cosas a la cara en lugar de dorarte la pildora. Y eso te jodió. Seamos francos, ¿no?

- Bueno, sí... Eso es cierto. El caso es que... Bueno, no sé qué me pasa últimamente. Y pensé en ti... Mi otro Yo original. No el otro que vino. No quiero... No quiero que vuelvas a irte.

+ La madre que te parió... Vamos a ver, se desvela el secreto. Nunca me fui. Siempre he sido yo.

- No... No lo entiendo.

+ Tú querías que me fuera. Necesitabas a otro tú. Uno diferente a mí. Querías a alguien o algo que te dijera lo que necesitabas escuchar. Porque creías que que era lo que mejor te venía. Entonces simplemente te dejé creer en eso. Te di esa ilusión.

- Pero... Entonces, ¿rabia?

+ Ah, no. Ése sí es de verdad. Es tu parte más jodida. La que explota. La que actúa por impulso. La que te hace escribir en el cuadernito. Yo ahí no tengo nada que ver. Pero deberías hacertelo mirar, ¿eh?

- Ya sabes que lo estoy haciendo. Si no, no habría "cuadernito".

+ Lo sé. Y ahora, no quiero perder más tiempo. Sé lo que te pasa. Pero creo que necesitas soltarlo por ti mismo. Así que, adelante.

- Vale... A ver... Siento que no hago suficiente. Que nunca soy suficiente. Que estoy de pega. En todos los sentidos. Me gustaría que alguna vez se me diera reconocimiento. Sentirme valorado. Es que... Parece que nunca hay manera de que acierte. Siempre tengo un fallo. Y encima me siento mal por cosas que no son responsabilidad mía. Pero aun así, lo hago.

+ Bien, eso está bien. Lo has soltado, pero sé que te has dejado cosas en la manga. Por miedo, ¿no?

- Si... No es tan fácil. Total, si aunque suelte, iba a errar de nuevo. ¿Entiendes por qué digo lo de no acertar nunca?

+ Claro que lo entiendo. Tu cerebro es tu peor enemigo. Y es normal que te sientas así. Pero no siempre se puede acertar. No siempre debes o tienes que hacer exactamente lo que los demás esperan de ti. Porque entonces puede ser que te estén idealizando. Y eso tampoco es bueno. Tú idealizas también. Y ya te han dicho que no debes hacerlo. Pues tampoco deben hacerlo contigo. Tienes cosas que mejorar, y estás trabajando en ello. Pero también te digo una cosa: la paciencia de las personas que te rodean, no es infinita. Entiendo que necesites tu tiempo y tu espacio. Pero, ten cuidado. Es un consejo a tener en cuenta.

- Ya... Si eso, todo eso, ya lo sé. Pero es más fácil la teoría que la práctica.

+ Ya te he dicho que es tiempo lo que necesitas. Pero, simplemente, tampoco te excedas en el tiempo. A ver, qué más. Que sé que hay más.

- La desconfianza es algo que siempre ha estado ahí. Eso se que también es cuestión de tiempo. Pero ahí está. Y me preocupa que sea lo que quede por encima de todo. Cuando no debería ser así.

+ No puedes forzar la confianza. Ni la que recibas, ni la que das. Es algo simplemente que, si, necesita tiempo. Puede sonar repetitivo, pero es lo que hay. Hay que tener fuerza en estos casos, y no rendirse nunca. Las cosas simples, son aburridas. Por eso, las difíciles son las que merecen la pena. El viaje en el que te has embarcado, es difícil. Mucho, por todo lo vivido. Pero sabes que merece la pena. Sabes que eres feliz, y que no lo cambiarías por nada del mundo. Así que, intenta relajarte un poco al menos.

- Debería hacer eso, sí. Creo que necesitaba esto.

+ ¿Esto?

- Sí, hablar contigo. Bueno, tener conocimiento de que estaba hablando contigo. Tú me entiendes.

+ Aah, sí. Claro. No vuelvas a perder la chota y no vuelvas a "echarme". Así nos llevaremos bien. Aunque lo de perder la cabeza... Me da a mi que es tarde.

- Sep, ahí ya vas tarde. No se me puede devolver tampoco. Me dijeron que perdieron el ticket. Así que, te tocará compartir "piso" siempre conmigo, mi otro yo. Debería buscarte un nombre, porque llamarte así es un coñazo, la verdad. Aunque tú tampoco me llamas por el mio, aun siendo obvio. Supongo que será por el anonimato.

+ Tienes toda la razón, Dani. Wuaala... Se me escapó.

- Sí... Muy sutil...

+ Bueno pues... Búscame... Búscate, un hombre que te quieeraaa... Perdón, no he podido evitarlo. Búscame un nombre. Pero uno molón, ya que estamos.

- Si, claro. Encima exigiendo. ¿Eres consciente de que esta es nuestra conversación más larga?

+ Hombre, por supuesto. Y si, soy consciente. Y también lo soy de que el o la que esté leyendo esto, se ha tenido que aburrir tela. Jajajajaja.

- Bueno, siempre lo digo: es mi blog. Al que no le guste, que no entre. Y si entra, que disfrute al menos. Ya es hora de irme. Me ha gustado volver a hablar contigo. Pero contigo de verdad, sin hacerte pasar por otro. Espero que eso no vuelva a ocurrir.

+ A mí también me ha gustado, sinceramente. No volverá a ocurrir, tranquilo. Entonces... Ya hablamos, ¿no?

- Sí, ya hablamos. Hasta más ver.

+ Hasta más ver.

martes, 26 de diciembre de 2017

Si tu otro Yo levantara la cabeza...

Tengo que ser más tonto de lo que pensaba. Segurisimo, porque si no no entiendo por qué hago ciertas cosas.

Sé, que leer entradas en el blog, me hace daño. Sé, que buscar si ha cambiado de foto, me hace daño. Sé, que ver si ha cambiado de estado, me hace daño. Todo eso lo sé. Y aun así, lo hago. ¿Me entendéis el por qué digo que soy gilipollas? Porque ya es eso. Tonto no, gilipollas.

En lugar de evitarme el daño, me lanzo de cabeza. No lo hace queriendo, pero aun así no quita que duela. Debe saberlo, que si veo eso, me dolerá. Pero es libre de hacerlo, es dueña de si misma. Si hasta yo puedo hacerlo. Tampoco iría con maldad, pero seguramente le haría daño. Aunque ya he aprendido que eso no es responsabilidad mía. Al igual que no es suya el que a mi me duelan las cosas.

¿Que me gustaría que tuviera estos detalles en cuenta? Sí, claro. Pero cada uno es libre de escribir lo que sea y donde sea. O poner la foto que sea, donde sea. Aunque duela...

No es fácil esto, de verdad que no. Encima su actitud a veces también duele. Y esto último no lo entiendo. Pero bueno, hace tiempo que dejé de entender ciertas cosas. No he tenido un buen despertar. Al igual que el otro día. Duele meterse en WhatsApp y ver ciertas cosas. Pero recordemos, es responsabilidad mía que me duela. Y no está hecho a mala idea. Al menos eso espero.

En otro orden de cosas, hoy me he acordado de ti. Y joder, cómo jode. Esas risas, esos grandes momentos juntos. Esas fotos. Y ahora ya no estás. Volviste de nuevo a mi vida. Y fui feliz, pero te marchaste de nuevo. Me jode enormemente echarte de menos, el acordarme de ti. Porque no te lo mereces, visto y lo visto. Supongo que siempre ocuparás un lugar en mis pensamientos, aunque no quiera.

Basta ya por hoy. Y eso que acaba de empezar mi día. Esperemos que en estos días que vienen, cambien las cosas. Porque sé que seré feliz. Lo sé, y no pienso renunciar a ello.

Hasta más ver.

sábado, 23 de diciembre de 2017

Pasado. Presente. Futuro.

He dejado de tener vida social. Sí, la primera en la frente.

Buenas y esas cosas. Hoy quiero volver a la forma clásica de mis entradas. Las últimas entradas me han servido mentalmente. Volveré a escribir así, no os preocupéis.

De un tiempo para acá, no me siento bien conmigo mismo. Tampoco me apetece salir, ni hacer nada. Dejé un libro, el cual prácticamente sólo me queda el final. Tengo series por ver, pero tampoco pongo interés en ello. Mi único entretenimiento cuando llego de currar, es ponerme a ver en YouTube los programas de Nadie Sabe Nada. Me río, dejo la mente vagar y me relajo. Me viene bien.

Hace poco, también me peleé con mi mejor amigo. A día de hoy sigo sin entender el motivo de su enfado. Me lo explicó el otro día cuando nos vimos para hablar las cosas. Además de decirme unas cuantas cosas más que dolieron. Sigo sin entender su enfado, pero si puedo entender otras cosas.

Necesito cine. Necesito cenas. Risas. Parques. Viajes. Creo que esto último es algo... Que necesito como el comer.

Y en otros temas... No sé ni cómo sentirme. Ni me atrevo a hablar de ello. Sencillamente no soy capaz. Porque mi cerebro no se está entendiendo con mi corazón o viceversa. No lo sé. Así que prefiero no decir nada.

2016 fue un año de vuelta al pasado. De revivir cosas. 2017 ha sido un año que se me ha pasado volando, no me puedo creer que ya estemos a finales de año... De 2018, tengo la esperanza de que sea mi año. Nací un día 18, por lo que me lo quiero tomar así.

Y bueno... 2018 también es especial o lo hubiera sido por otros motivos... 10 años.... 10 años y una fecha. Hace "poco" hablamos de que al menos ese día deberíamos pasarlo juntos o al menos una cena, debíamos tener.

Divago, como siempre me pasa cada vez que escribo. Sería interesante ver qué opina mi otro yo de todo esto. Si algún día vuelve. El de verdad.

En fin, dejo ya aquí esta entrada. Que no sé ni con qué fin la he empezado a escribir.

Hasta más ver.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Tiempo al tiempo

* Hola, qué de tiempo. ¿No?

- Sí, bastante.

* Iremos directos al grano esta vez, si te parece adecuado.

- Total, es mejor supongo.

* Te preocupa demasiado lo que pueda pasar. Ya te han dicho que no será para tanto. Es más el miedo a la expectativa que a la realidad. No debes temer nada. Todo irá bien.

- ¿Y si no es así? ¿Y si se lia? No sé cómo va a ir la cosa. Quizás vaya bien los primeros días. Pero luego...

* ¿Luego qué?

- Que quizás no vayan tan bien. A saber qué consecuencias tiene todo.

* Se acerca la situación y es cuando mas canguelo te entra. Bien que estabas muy decidido hace unas... Dos semanas.

- Ya, pero acuérdate de cómo me encontraba esos días. Decisiones así me eran más fáciles de tomar. Sabía las posibles consecuencias, si. Pero estaba decidido.

* Entonces, ¿qué ha cambiado ahora?

- Lo sabes bien. Pero a medida que pasan ciertas cosas... Me hacen afianzarme más en mi idea.

* No te dejes guiar por la rabia u otros sentimientos parecidos. Hacen tomar malas decisiones. Si vas a hacer esto, que sea porque estás seguro de que es lo mejor. Pase lo que pase.

- El problema es que pase algo malo...

* Joder, ¡¿y qué?! No puedes seguir así. Te come todo por dentro. Incluso ahora mismo tienes eso grabado en la mente. Y van demasiadas veces en tan poco tiempo. Te duele. Y parece que no importa eso. Pero a quien debería importarle es a ti. Y punto.

- Pues si... Parece que no importa. Pero, ¡ah, amigo! Llega a ser al revés, y arde Troya. Eso lo tengo clarisimo.

* Coño, por fin.

- ¿Por fin qué?

* Por fin te has atrevido a decirlo sin usar a alguno de tus yoes. Está bien hablar a través de nosotros. Pero algún día deberás enfrentarte tú sólo a tus palabras.

- Cuando llegue ese día, te quedarás sin trabajo. Tú y el otro. Que, hablando del otro. Hace tiempo que no sé nada de él.

* ¿Y te preocupa eso?

- Me inquieta, simplemente.

* No seas tonto anda. Me tienes a mi. No necesitas al otro.

- Sobre todo si sigues hablando como él. Es desconcertante, te lo dije.

* Créeme. Lo último que quiero es parecerme a ése.

- Algún día me contarás esa rivalidad palpable que hay.

* Si. Algún día. Cuando seas mayor.

- Y otro chistecito... Me sigues sorprendiendo.

* Soy una caja de sorpresas. Ahora en serio. Has tenido un día genial, pese a su mal inicio. Quédate con ese buen sabor de boca. No dejes que una tontería, aunque pueda doler, te lo estropee. Y ahora vete a dormir anda. Que necesitas descansar. Y hasta mañana no verás lo que quieres leer.

- Ten cuidado con lo que dices anda. Que nunca se sabe. Buenas noches anda.

* Buenas noches, chaval.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Llámame Rabia

# Te jode, ¿eh?

- ¿Otro más? ¿Cuántos vais a aparecer? Tiene que ser coña vamos...

# ¿Te crees que soy uno de tus estúpidos yoes? No puedes ser más gilipollas.

- Entonces dime quién coño eres.

# Puedes llamarme Rabia. Y no, no te voy a dejar hablar ni hacer preguntas estúpidas y absurdas. Simplemente voy a decirte unas cuantas cosas. No eres más imbécil porque no te entrenas. ¿Qué te esperabas? ¿Algún cambio? No me puedo creer que de verdad esperases eso... No, no hay cambios. Hay máscaras. Te maquillan un tema, o lo suavizan con palabras para cuando menos te lo esperes... ¡BAM! Y te llenas de mierda hasta las cejas. Dos palabras y todo guay, ¿verdad? ¡Y una mierda! Es que eres gilipollas. Ibas bien, estabas aguantando. Pero hoy ya la cosa iba mal. Y ahora te la han rematado. Aunque esto último no te lo esperabas, ¿eh? O sí... Pero te daba igual. La cosa es que ahora estoy aquí. Me has invocado, básicamente. Para expresar lo que no eres capaz de decir o no quieres. Mejor dicho. Porque esa es otra. Eres un cobarde. Sabes qué pasos tienes que dar, pero no te atreves. Piensas que perderás mas de lo que ganarás. ¡Pues nada! Sigue así. Sigue destrozandote mentalmente como lo estás haciendo. Que tendré que venir más veces para aliviar esa mierda que te rodea. Hala, me voy. Ahí te quedas, soplapollas.

- Joder... Adiós...