* Vaya... Sí que te ha afectado.
- Hola también a ti, ¿eh?
* Si, perdona. Es que me he fijado en que realmente te ha afectado y me he olvidado de saludar. Explícame qué ha pasado.
- Lo sabes de sobra... Pensé que lo tenía controlado, pero se ve que 100% no...
* ¿Y eso te preocupa? Estabas firme, y de repente te tambaleas. Explícame el por qué.
- No es sencillo, ¿vale?
* ¿No lo es o no lo quieres hacer sencillo?
- Supongo que ambas... Es feliz, no debería dolerme o afectarme de ninguna manera.
* Entonces, ¿por qué lo hace? ¿Por qué te afecta?
- No lo sé... Pero no me gusta. Es como si a un castillo de naipes le quitas una carta clave. No lo derrumbas, pero haces que se tambalee lo suficiente como para peligrar su estabilidad. Así me siento.
* Ya veo... Tienes que reponerte, eres fuerte. Siempre lo has sido, no desfallezcas ahora.
- Dices que he cambiado.¿Y si he cambiado para mal? ¿Y si el cambio que he sufrido me ha restado fuerza?
* No creo que eso sea así.
- Yo ya no lo sé... Solo sé que me voy a dormir ya. Y no lo haré bien. Esta conversación no me ha gustado. Normalmente acabamos bien o me siento diferente. No así, desde luego.
* No siempre se puede estar bien, pero mañana será un nuevo día. Y te sentirás mejor.
- Otra vez vuelves a hablar como el otro, es desconcertante.
* Ya, bueno. No lo hago queriendo. Supongo que aunque no me guste, nos parecemos.
- ¿Por qué dices que aunque no te guste?
* Olvida eso. Vete a dormir y descansa. Que es lo que tienes que hacer. ¡Mira qué hora es!
- Dios... Es cierto... Algún día me iré a dormir temprano.
* No será hoy, me temo.
- No, no será hoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario