Entrar en tu cabeza. Ver todo lo que está patas arriba (porque lo está). Ser capaz de ordenar todo y sentir esa paz. Esa tranquilidad de que hay espacio. De que los pensamientos no se están amontonando unos encima de otros. Sentir ruido en la cabeza. Como si, debajo de toda esa mierda, hubiera una radio sonando a todo lo que da, sin identificar siquiera qué música suena y no tuvieras las narices de encontrarla y apagarla. O al menos bajarle el volúmen.
Es algo realmente molesto. No ser capaz ni de saber qué coño suena. Hay días en los que parece que se ha caído un cojin encima y opaca el sonido un poco. Ahí se respira algo de paz. No mucha, no vaya a ser que me acostumbre.
Últimamente siento eso. Que tengo mucho desorden mental. Que no soy capaz de ordenar esas cajas que hay por no saber etiquetarlas (entiéndase el símil). Si lo supiera, quizás podría encontrar también el camino a esa radio y bajar el volúmen de los huevos. Pero bueno, me conformo con ser consciente de ése desorden. Es un consuelo de mierda. Pero creo que sería peor no ser consciente de ello.
Pero en cuanto encuentre esa radio, la mando al carajo muy fuerte.
Ha sido una entrada extraña. Pero al menos así sabéis cómo tengo la chota.
Hasta más ver.
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