Posiblemente este no sea el sitio más idóneo para hablar de esto. Pero si no digo algo, reviento.
Pasó en agosto, lleva desde entonces de baja en el trabajo. Estuvo a punto de morir. Es tu puñetero hermano. Y, ¿no eres capaz de coger el puto metro o de decirle a tu marido que te acerque a verle? No es tan difícil. Quedaste muy bien yendo al hospital, soltando lagrimitas y poco más. No digo que no te doliera o te preocupases en ese momento, pero solo duró ahí. Ni tus hijos llaman para preguntar por él. Que tu madre te intente excusar sabiendo que no tienes defensa. Porque os quiere a los dos. Pero no eres capaz ni de mover el puto culo para llamarle por teléfono más de una vez cada dos meses.
Que tienes la parada de metro al lado de casa literalmente, ¿eh? No sé cómo puedes, podéis mejor dicho, estar tan tranquilos. Pero nada, tú sigue en tu puñetera casa. Que ahí estás muy bien.
Perdonad esta entrada, pero necesitaba escribirla.
Hasta más ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario