Pensé sinceramente que, después de 2015, no iba a pasar por una época oscura a ese nivel en mi vida. De hecho no lo ha sido. Ha sido... Diferente. Pero a la vez similar. Lo que tengo claro es que la ansiedad que he pasado estos meses, NUNCA la he tenido. El necesitar la tv encendida cada noche para ocupar mi mente con otra cosa y poder dormir. La necesidad de estar siempre ocupado para no ser tragado por mis pensamientos. El dolor en el pecho que me ahogaba... Nunca jamás me había sentido así. Pero no todo dura para siempre. Ni lo bueno ni lo malo.
Y, a día de hoy, puedo dormir. Río de forma sincera. Estoy más... Feliz. Sí. Puedo usar esa palabra sin miedo a mentir. Ya sea a los demás o a mí mismo. Creo que era peor mentirme a mí mismo. La gente que me rodeaba, que me conocía, sabían perfectamente cómo estaba. Era yo el que no asumía mi situación. Quizás por miedo a caer en un pozo y no saber salir. Pero, por suerte, tengo a mucha gente alrededor que me quiere. Que me apoya. Que, pese a todo, siguen ahí. No dejándome desfallecer.
Y, por supuesto, mi gente de mierda. Sí, lo sé. Dicho así queda horrible. Pero mi gente de Aventuras de Mierda me han dado la vida. Y me la siguen dando. Gracias a ellos, he conocido (y sigo conociendo) a gente maravillosa. He hecho (y también sigo haciendo) cosas que nunca en mi vida había hecho. Quizás entre semana duermo menos de lo que debería. Sobretodo si no veo la hora porque me quitan el reloj y se lo guardan en el bolso para que no vea lo tarde que es y me vaya. Pero hay noches que he pasado que no las cambiaría por nada.
Tengo muchos pensamientos que siguen golpeando con fuerza mi cabeza. Tengo sentimientos que me presionan el pecho. Y tengo gritos y silencios que obstruyen mi garganta. Pero, pese a todo, estoy bien. Soy más feliz que hace dos meses. Y voy a pelear porque sea así. Necesito paz mental. Tranquilidad emocional. Siempre ha sido lo único que he pedido. Y voy a luchar por conseguirlo y mantenerlo.
Prometo pasarme por aquí un poco más a menudo. No diré la frecuencia porque, a fin de cuentas, me conozco.
Hasta más ver.